Durante el transcurso de la guerra de la Independencia española, a comienzos del siglo xix, la mecha encendida el 2 de mayo de 1808 en Madrid contra los ejércitos de Napoleón Bonaparte se iría extendiendo hasta explotar en diferentes partes de la piel de toro. Pero en pocos lugares como en Zaragoza se demostraron semejantes dosis de arrojo y resistencia, con la única finalidad de repeler los envites del enemigo a las puertas. Luchando en inferioridad de condiciones armamentísticas y numéricas y bajo el riesgo constante de las enfermedades, el pillaje y la escasez de alimentos, el pueblo zaragozano dio una lección de espíritu combativo no solo a Bonaparte, sino al resto de Europa. Nombres como los de José de Palafox y Melci, su hermano Luis, Agustina de Aragón, Santiago Sas, Casta Álvarez, María Agustín, Lorenzo Calvo de Rozas, Mariano Renovales, Manuela Sancho, María Rafols, Basilio Boggiero y muchos más pasaron a la posterioridad por las acciones realizadas a lo largo de los casi dos meses que transcurrieron desde el 15 de junio hasta el 14 de agosto, permaneciendo hoy día en el imaginario popular de la capital aragonesa.