Os dejamos el epílogo de Kevin Eastman incluido en el recopilatorio de Las Tortugas Ninja: El último Ronin. En estas líneas, el cocreador del popular cuarteto habla sobre la idea original del proyecto y cómo se materializó más de 30 años después, a la vez que comparte varios detalles sobre el proceso creativo de esta miniserie.
Recuerdo el papel pintado raído de aquella habitación diminuta del número 28 de la calle Union de Dover (New Hampshire). Peter Laird y yo estábamos rellenando la última casilla negra de un cuadrante que plasmaba el proceso del primer número de Las Tortugas Ninja.
Estábamos a finales de primavera, y las 40 páginas de historia que habíamos creado, escrito y dibujado juntos estaban terminadas. Y no podíamos estar más emocionados. Era el relato más extenso que los dos hubiéramos producido. Y fuera bueno, feo o malo, era todo nuestro.
Tras haber sudado a la par y haber recibido un préstamo de Quentin Eastman, mi generoso tío, de 1.200 dólares, enviamos el producto final a una imprenta local. Si teníamos suerte, lo tendríamos a tiempo para un salón del cómic local que nuestro amigo Ralph DeBernardo iba a celebrar en Portsmouth.
Los astros se alinearon, todo llegó a tiempo, y el 5 de mayo de 1984 presentamos nuestra creación a un público desprevenido. Fue hace 38 años. Habíamos producido una historia con comienzo, nudo y desenlace, un relato original (que dejaba la puerta abierta a más) cuya segunda entrega no teníamos planeada. Sin embargo, los lectores tenían una opinión diferente.
Para 1987, el sueño se había hecho realidad con creces. Dibujábamos cómics a tiempo completo y seguíamos los pasos de aquellos héroes creativos que nos servían de inspiración. La cosa no podía irnos mejor. Mientras formábamos el universo de nuestros personajes, nos preguntábamos cuánto durarían. Teníamos un principio y un montón de aventuras estrafalarias, pero ¿cuál sería el final de nuestras creaciones? ¿Cómo sería su última aventura? ¿Y si avanzábamos 30 años y explorábamos alguna historia ambientada en el futuro? Así pues, la escribimos, pero los personajes tenían otros planes.
32 años después, en 2018, llegó el momento de retomar aquella idea. Tom Waltz, un guionista excelente, acompañado por un ejército de dibujantes con mucho talento, estaba a punto de cerrar 10 años y 100 entregas del universo de las Tortugas en la editorial IDW. Tuve con él la misma conversación que había mantenido con Peter muchos años atrás. ¿Qué iba a pasar?
Desempolvé el borrador original, y la idea de El último ronin empezó a cobrar forma. El enfoque era completamente orgánico, como en los viejos tiempos en que Peter y yo trabajábamos juntos. La historia definitiva evolucionó a lo largo de años de reescrituras, diseños y bocetos. También retocamos los diálogos la noche antes de enviarlo a imprenta para que fuera perfecto. Es uno de los proyectos más complejos en que he trabajado, y también uno de los más satisfactorios.
Dándote las gracias, Tom, me quedo corto.
Además del magnífico Tom Waltz, los dibujantes de la serie, Esau e Isaac Escorza y Ben Bishop, acompañados por Luis Antonio Delgado, el colorista, conforman un equipo creativo de ensueño. Este libro no habría sido posible sin ellos; sin Bobby Curnow, el editor; sin Shawn Lee, el diseñador; ni sin todo el equipo de IDW y Nickelodeon.
Me gustaría dedicárselo a Peter Laird, mi impresionante cocreador.
Y como hicimos en aquel número 1 publicado en 1984, se lo dedico a Jack Kirby y a Frank Miller. El mundo de las Tortugas Ninja no habría sido posible sin vosotros.
También se lo dedico a Courtney y Shane con todo mi amor y gratitud por el apoyo que me dan.
Por último, un sentido agradecimiento a los lectores. Me habéis dado el mejor trabajo y la mejor vida que cabía imaginar. Seguiré tratando de ganarme todo eso.
Kevin Eastman
Marzo de 2022.
Las Tortugas Ninja: El último Ronin está a la venta en todos los puntos de venta habituales.
Imagen destacada: Ilustración de Ben Bishop para Las Tortugas Ninja: El último Ronin.
Recuerdo el papel pintado raído de aquella habitación diminuta del número 28 de la calle Union de Dover (New Hampshire). Peter Laird y yo estábamos rellenando la última casilla negra de un cuadrante que plasmaba el proceso del primer número de Las Tortugas Ninja.
Estábamos a finales de primavera, y las 40 páginas de historia que habíamos creado, escrito y dibujado juntos estaban terminadas. Y no podíamos estar más emocionados. Era el relato más extenso que los dos hubiéramos producido. Y fuera bueno, feo o malo, era todo nuestro.
Tras haber sudado a la par y haber recibido un préstamo de Quentin Eastman, mi generoso tío, de 1.200 dólares, enviamos el producto final a una imprenta local. Si teníamos suerte, lo tendríamos a tiempo para un salón del cómic local que nuestro amigo Ralph DeBernardo iba a celebrar en Portsmouth.
Los astros se alinearon, todo llegó a tiempo, y el 5 de mayo de 1984 presentamos nuestra creación a un público desprevenido. Fue hace 38 años. Habíamos producido una historia con comienzo, nudo y desenlace, un relato original (que dejaba la puerta abierta a más) cuya segunda entrega no teníamos planeada. Sin embargo, los lectores tenían una opinión diferente.
Para 1987, el sueño se había hecho realidad con creces. Dibujábamos cómics a tiempo completo y seguíamos los pasos de aquellos héroes creativos que nos servían de inspiración. La cosa no podía irnos mejor. Mientras formábamos el universo de nuestros personajes, nos preguntábamos cuánto durarían. Teníamos un principio y un montón de aventuras estrafalarias, pero ¿cuál sería el final de nuestras creaciones? ¿Cómo sería su última aventura? ¿Y si avanzábamos 30 años y explorábamos alguna historia ambientada en el futuro? Así pues, la escribimos, pero los personajes tenían otros planes.
32 años después, en 2018, llegó el momento de retomar aquella idea. Tom Waltz, un guionista excelente, acompañado por un ejército de dibujantes con mucho talento, estaba a punto de cerrar 10 años y 100 entregas del universo de las Tortugas en la editorial IDW. Tuve con él la misma conversación que había mantenido con Peter muchos años atrás. ¿Qué iba a pasar?
Desempolvé el borrador original, y la idea de El último ronin empezó a cobrar forma. El enfoque era completamente orgánico, como en los viejos tiempos en que Peter y yo trabajábamos juntos. La historia definitiva evolucionó a lo largo de años de reescrituras, diseños y bocetos. También retocamos los diálogos la noche antes de enviarlo a imprenta para que fuera perfecto. Es uno de los proyectos más complejos en que he trabajado, y también uno de los más satisfactorios.
Dándote las gracias, Tom, me quedo corto.
Además del magnífico Tom Waltz, los dibujantes de la serie, Esau e Isaac Escorza y Ben Bishop, acompañados por Luis Antonio Delgado, el colorista, conforman un equipo creativo de ensueño. Este libro no habría sido posible sin ellos; sin Bobby Curnow, el editor; sin Shawn Lee, el diseñador; ni sin todo el equipo de IDW y Nickelodeon.
Me gustaría dedicárselo a Peter Laird, mi impresionante cocreador.
Y como hicimos en aquel número 1 publicado en 1984, se lo dedico a Jack Kirby y a Frank Miller. El mundo de las Tortugas Ninja no habría sido posible sin vosotros.
También se lo dedico a Courtney y Shane con todo mi amor y gratitud por el apoyo que me dan.
Por último, un sentido agradecimiento a los lectores. Me habéis dado el mejor trabajo y la mejor vida que cabía imaginar. Seguiré tratando de ganarme todo eso.
Kevin Eastman
Marzo de 2022.
Las Tortugas Ninja: El último Ronin está a la venta en todos los puntos de venta habituales.
Imagen destacada: Ilustración de Ben Bishop para Las Tortugas Ninja: El último Ronin.