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Introducción a Fábulas: Edición de lujo - Libro 9, por Phil LaMarr

Adoro Fábulas. Si alguien me pregunta qué estoy leyendo, siempre es la primera cosa que suelto. Adoro este cómic.

Bueno, sé que “adorar” no significa mucho viniendo de un fan de los cómics. Los fans de los cómics somos fáciles. Muy fáciles. Somos putillas. Somos yonquis. No, borra eso, somos peores. Ningún yonqui se plantaría ante su camello cada miércoles a la hora de comer solo porque es cuando llegan las nuevas drogas.

Todo esto es para decir que la “adoración” que siente un fan de los cómics no suele necesitar mucho para mantenerse activa. Descubres un cómic a los 12 años, te anudas una manta al cuello para hacerte una capa y, bum, estáis juntos para siempre. Es un hábito. Es nostalgia. Es comodidad. Sois la pareja de mediana edad que duerme en camas separadas y que se contenta con saber que el otro está allí cada mes (pese a las crisis y los reinicios). ¿Qué vas a hacer, no recoger la bola y la cadena cuando aparecen? ¡Venga, está en tu lista! Tienes que hacerlo.

Pero ¿y lo increíble que es cuando un cómic que adoras te recuerda por qué lo adoras? Cuando los nuevos números, en lugar de ser recordatorios mediocres de los geniales que solías leer, son tan buenos que solo te hacen pensar en lo que vendrá a continuación?

¿Y lo genial que es cuando no solo adoras un cómic sino que estás enamorado de él?

Si eres un lector de Fábulas, La gran guerra y La edad oscura son la personificación del Amor Verdadero. Si el cómic te atrapó en el número 1, 70 números después te agarra con más fuerza que nunca. Es como si salieras con alguien inteligente, sexy y atractivo, y que entonces te rescatara de un brutal accidente de coche. Pensabas que le amabas antes, pero ahora...

(Advertencia: va a haber spoilers. Si eres un aficionado de Fábulas que solo se lee los volúmenes recopilatorios, bienvenido... y, por favor, vuelve aquí después de que te hayas iniciado.)

***

La gran guerra es la historia de una guerra, de principio a fin. (Por cierto, ¿quién hace eso? ¿Quién escribe una guerra? George Lucas lo intentó, pero Fábulas lo consigue. Es como La Ilíada pero con animales parlantes. Espera... ¿había animales parlantes en La Ilíada? Con tantos años, tantos dioses, alguien debió de ponerse antropomórfico. Míralo en la Wikipedia y luego vuelve). Es gloriosa y metódica y, de algún modo –entre los hechizos, los duendes y los portales transdimensionales–, realista –parte 007, parte canal de historia, parte El puente sobre el río Kwai–, y es la culminación de la historia de fondo que subyacía en todos los números de Fábulas que aparecieron anteriormente. Una historia que ha tardado seis años en desarrollarse (o varios siglos, dependiendo de tu punto de vista). La guerra contra el Adversario para reclamar las Tierras Natales queda finalmente desvelada aquí.

El resultado es todo lo que podrías esperar y más. En serio, puede que tu relación con este cómic ya sea genial, pero después de leer esto tendrás que ponerte las pilas. Tendrás que empezar a pensar en ir al gimnasio.

Uno de los puntos fuertes de la historia es la forma en la que incorpora todos los elementos de Fábulas que hemos llegado a conocer bastante profundamente (las fábulas animales, el Piso 13, Cenicienta) así como varios que son, hasta este momento, nuevos o poco familiares (Bella Durmiente, las fábulas arábigas). Vemos cómo, y lo vemos bien, las fábulas se preparan para la guerra, y vemos cómo eso Bosque, pasando por los turistas.

Vemos tácticas antiguas (un pinchazo oportu­no), modernas (rifles de francotirador) y combina­ciones de las dos (el Gloria de Bagdad es claramente el mejor uso de “llevar una pistola a un duelo de espadas” desde En busca del arca perdida).

Escudriñamos un poco más las Tierras Natales y la capital del Imperio, y vemos al Emperador como un gobernante activo y no tanto como una imagen misteriosa y fantástica. Y vemos el liderazgo de Lobo en tiempos de guerra. Es genial ver al fin por qué todos le tienen tanto miedo, aunque lo más sorpren­dente, creo, es ver lo bien que juega con otros el lobo solitario.

También vemos el heroísmo silencioso de Chico de Azul. Es increíble ver cómo este personaje secun­dario de quinta o sexta fila se convierte en todo un protagonista.
Finalmente, vemos el largamente ocultado lado bueno de Príncipe Encantador. Venga, sabes que Blanca nunca se habría casado con él si no tuviera cualidades que le redimieran.

***

Las canciones románticas suelen decir “no cam­bies nunca”, pero nadie lo dice con el fervor de los fans de los cómics. Nosotros, los del “amor cómodo”, somos devotos de nuestras historias de aventuras, pero el énfasis suele ponerse en lo de “nuestras”. Queremos lo mismo una y otra vez. Te llamaremos aburrido, pero perderemos la cabeza si intentas hacer algo nuevo.

Fábulas no juega a eso. La gente del cómic suele hablar mucho sobre la continuidad pero, en realidad, la mayoría de los cómics solo continúan. El archienemigo nunca muere realmente, el héroe nun­ca cambia (excepto de traje), porque si escribes sobre cambios reales, las cosas tienen que terminar. Aparte del problema corporativo de eliminar “propiedades” que pueden seguir siendo “unidades” en las estante­rías de las jugueterías, terminar las cosas conlleva un problema creativo aún mayor: cuando llegas al final, ¿qué pasa a continuación?

A Fábulas no le asusta el reto. Fábulas sabe que, en cualquier buena relación, la pareja crece y cambia junta.

Así que, inmediatamente después de reafirmar nuestro amor con La gran guerra, Fábulas se pone rara y mete a otro hombre en la relación con La edad oscura.

La edad oscura muestra la llegada del Señor Oscuro y la destrucción de Villa Fábula, tanto figura­da como literalmente. Empieza en las Tierras Natales con un par de personajes a los que no sé si llamar “fábulas”, pero mi yo de siete años lector de espada y brujería está emocionado de que los hayan incluido. Al menos hasta que abren la caja.

El Señor Oscuro tiene que ver con el miedo: miedo para el lector, miedo para los personajes y miedo para los mundos. Ver ese miedo expresado por la poderosa y normalmente impasible Frau Totenkinder es un buen toque, y marca un tono par­ticularmente amenazador. ¿Esta señora cocina niños y tiene miedo? Te hace saber que estás en un nuevo territorio y que no puedes saber qué esperar.

La edad oscura hace lo que los productores de películas de terror llevan décadas intentando: darle al “Hombre del Saco” una personalidad. Pero, aunque el Señor Oscuro es sin duda el elemento más impor­tante de La edad oscura, la historia no va realmente sobre él.

En muchos cómics se han matado personajes queridos, algunos varias veces (*cof* Jean Grey *cof*), pero todo eso vendido como un “número muy especial” o “¡Después de esto, el mundo de ___ no volverá a ser igual!”, tras lo cual, por supuesto, las cosas siguen siendo bastante iguales.

Quizás el personaje principal regresa con un tono ligeramente más oscuro, sin un joven ayudante o incluso llevando charreteras nuevas.

Aquí no. Lo que está por llegar es un cambio profundo que afecta a todas las almas de Villa Fábu­la y que resuena a través de todas las historias que están por llegar. Fábulas te hace saber que la vida no será solo camadas de bebés voladores, desfiles y regresos a la normalidad. No hay subidas sin baja­das, no hay bien sin mal, no hay batalla sin sacrificio y, como en cualquier relación que valga la pena, esta relación de amor con el cómic te va a retar.

Leer este tomo no solo reavivará ese amor, sino que también te mostrará que aquel misterio y aque­lla emoción que recuerdas del principio significan mucho más ahora que conoces tan íntimamente a esos personajes. Ya no te dejas llevar por la inercia... Ahora fanfarroneas sobre este cómic delante de tus amigos. ¡Diablos, puede que incluso vuelvas a comprar los números mensuales! Puede que ya no te anudes una manta al cuello, pero, eh, esa gabardina serviría bastante bien para un disfraz de Lobo Feroz. Con un amor como este y un cómic como Fábulas, todo es posible.

Phil LaMarr
28 de febrero de 2014 

Artículo publicado en las páginas de Fábulas: Edición de lujo - Libro 9 ¡Ya a la venta!