Eccediciones
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Grandes villanos, villanos grandes

El primer supevillano al uso con que se enfrentó Hal Jordan tras heredar el anillo de Abin Sur fue el destructor invisible, una amenaza de medio pelo para un hombre tan poderoso como él. Sucedió esto en Showcase núm. 23, la segunda aparición de nuestro piloto de pruebas favorito. Y antes de eso, había destapado una conspiración empresarial y se había zafado de un pterodáctilo, cómo no, amarillo.

Es evidente que las grandes amenazas del futuro aún quedaban muy lejos, y también que eran otros tiempos en los que los autores, John Broome y Gil Kane, experimentaban constantemente en busca del tono que finalmente consiguieron para la serie. E igual que ellos, Jordan también estaba lejos de ser un experto, en su caso en el uso de un anillo de poder cuya procedencia exacta ni siquiera conocía.

Se suele decir, y es bastante cierto, que la talla de un héroe se mide por la de sus adversarios. A medida que Green Lantern profundizaba en sus habilidades y daba con nuevos usos, también crecían los villanos con que lo medían Broome y Kane. Así pues, no tardaron en llegar enemigos como Mano Negra, Sonar y, por supuesto, Sinestro, la némesis perfecta en una época en que se incidía hasta la saciedad en la vulnerabilidad al color amarillo del anillo del protagonista. El primer gran adversario cósmico, Krona, el Guardián del Universo renegado, se haría de rogar un poco más. Para su primer enfrentamiento con él, Jordan contó con una ayuda muy especial: la de Alan Scott, el Green Lantern de la Edad de Oro que, por aquel entonces, vivía en la dimensión paralela de Tierra 2 como el resto de sus coetáneos.

Krona fue el primer enemigo casi invencible que tuvo nuestro protagonista, pero no sería más que el primero de muchos. Del mismo modo que, como decíamos, la talla de un héroe se mide por la de sus adversarios, no es menos cierto que estos últimos deben suponer un reto. Esta premisa la explotó al máximo Grant Morrison a finales de los años noventa en su JLA. El escocés tenía claro que un grupo formado por héroes como Superman, Wonder Woman, el Detective Marciano o Kyle Rayner no podía enfrentarse a malhechores al uso, de ahí que las amenazas “más grandes que la vida” se sucedieran sin cesar, fueran unos invasores del espacio, unos duendes de otra dimensión o el concepto impactante que al guionista se le ocurriera cada mes.

El propio Geoff Johns adaptó a la mitología de Green Lantern esas amenazas proporcionadas prácticamente desde el principio. En Green Lantern: Renacimiento, cuando solo había media docena de portadores del anillo, el enemigo que había que batir era, una vez más, Sinestro. Mientras tanto, el Espectro, uno de los héroes más poderosos del Universo DC, resultaba crucial para derrotar a Parallax, la entidad cósmica del miedo. Ya en la serie mensual, un Hal Jordan afincado habitualmente en la Tierra hacía frente en solitario a peligros accesibles como el Tiburón o un Manhunter extraviado. No obstante, poco después, el Cuerpo de Green Lanterns regresó con el mismo esplendor de siempre e incluso más, ya que contaba con 7.200 miembros.

Con semejante número, resultaba obvio que había que buscar un ejército que lo contrarrestara y que, a ser posible, contara con varios miembros de peso que dificultaran la tarea de Hal Jordan, Guy Gardner y compañía. Fue así como llegó La Guerra de los Sinestro Corps, un reto a la altura de las circunstancias que no sería más que el principio. No en vano, durante los dos años siguientes, surgieron otros ejércitos del espectro emocional que multiplicaron exponencialmente el número de personajes con anillos de poder. En teoría, se trataba de que se enfrentaran entre sí antes de que se unieran para hacer frente a la amenaza común que llegaría con La noche más oscura. La épica miniserie de Johns e Ivan Reis, recopilada por ECC Ediciones en un lujoso volumen, empezó con cierto paralelismo con La Guerra de los Sinestro Corps, esto es, con la llegada de un ejército de Black Lanterns o, dicho de otro modo, de zombis muy poderosos. Sin embargo, Jordan y sus aliados no tardaron en averiguar cómo derrotarlos, con lo cual no eran tan peligrosos como parecía a simple vista. Fue así como entró en juego Nekron, otro de los grandes villanos cósmicos de la franquicia. Para vencerlo, hubo que unir las fuerzas de siete ejércitos y las de buena parte de los superhéroes de la Tierra. Casi nada.

El esquema de enemigo todopoderoso se repitió en los siguientes eventos de la franquicia, desde La Guerra de los Green Lanterns (Krona una vez más) hasta La ira del Primer Lantern, la reciente saga en que nuestros protagonistas tuvieron que derrotar a Volthoom, al que también podría considerarse uno de los entes más poderosos del universo. Como ya sabemos, en este último caso la regla llegó a su máxima expresión cuando Hal Jordan recurrió a un aliado inesperado para contribuir a la victoria final... hasta nueva orden.

Terminada la era de Geoff Johns, llegaron Robert Venditti, Charles Soule, Justin Jordan y los demás autores que ahora llevan la franquicia. Todos ellos retomaron el enfoque cósmico de sus predecesores y eludieron desde el principio las aventuras más terrenales. Y por supuesto, los recién llegados también querían un “gran villano cósmico” que pusiera en jaque a los héroes del anillo. Ese personaje se llama Relic, y ya hemos visto de qué es capaz en las páginas de la serie original Green Lantern: New Guardians, donde un Kyle Rayner estupefacto ya ha entrado en contacto con él. El próximo mes llegará el momento de saber más. Será en esta misma serie, donde se incluirá un episodio que profundiza en las raíces del personaje, y en el volumen especial Green Lantern: Apagón, que recopilará el primer cruce editorial de la nueva etapa. Relic pretende destruir los anillos y ya ha empezado a mover ficha, pero ¿por qué se ha encomendado a sí mismo esa misión? No tardaremos en saberlo, en conocer más consecuencias de su llegada... y en averiguar si nuestros héroes están a la altura del reto que se les va a plantear.

Fran San Rafael

Artículo publicado originalmente en las páginas de Green Lantern núm. 22.