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Grandes autores de Wonder Woman: George Pérez – La Mujer Maravilla. Introducción

Vaya, qué raro se me hace volver a recorrer este camino. Muchos cambios han salpicado el paisaje desde la última vez que anduve por estos míticos senderos. ¿De verdad han pasado 16 años desde mi primer viaje a Isla Paraíso? ¿Ha pasado más de una década desde la última vez que puse un pie en Themyscira, la mítica isla de las amazonas? ¿El lugar donde nació la princesa Diana, la heroína conocida por el mundo patriarcal como Wonder Woman? Sí, así es. El calendario no miente. Cierta­mente, ha pasado mucho tiempo.

Aun así, parece que fue ayer cuando me senté en el despacho de Janice Race, la que entonces era editora de Wonder Woman, y le comenté que quizás tuviera algo que podría contribuir a redefinir a la Princesa Amazona, cuya existencia se había suprimido por completo en las últimas páginas de Crisis en Tierras Infinitas. Parece que ha pasado tan solo una noche desde que Janice me aco­giese con los brazos abiertos por encargarme de algo que muy pocos artistas de renombre estaban dispuestos a hacer. Al fin y al cabo, la serie Wonder Woman tuvo una historia un tanto accidentada desde que el escritor William Moulton Marston (bajo el pseudónimo de “Charles Moulton”) y el ilustrador H.G. Peter presentaran el personaje en 1940, y se había convertido en una serie que pocos se prestaban a dibujar. Era un libro que se asignaba siempre a quien estuviese disponible, sin importar su interés ni su compatibilidad. A pesar de haber tenido algunos puntos álgidos de creatividad durante sus cuatro décadas de publicación, había habido demasiados baches a lo largo del camino y el per­sonaje se había transformado tantas veces que su continuidad terminó siendo un auténtico disparate.

Después llegó Crisis en Tierras Infinitas, una serie que pretendía simplificar el Universo DC, y su primera y más reconocida heroína fue una de las principales candidatas para depurar su continuidad. Sin embargo, el problema era que, aunque la compañía quería una Wonder Woman nueva, no había decidido exactamente lo que significaba ese concepto de “nuevo”. Algunos creadores aportaron varias ideas que lo único que conservaban del personaje era el nombre, Wonder Woman. Algunas de ellas eran buenas y merecía la pena seguir desarrollándolas, pero no eran Wonder Woman. Puede que DC quisiera una nueva Wonder Woman, pero también quería que su icónico personaje fuese reconocible.

Entonces llegó Greg Potter. La propuesta de Greg se ceñía al origen básico de Wonder Woman conservando algunos referentes como Isla Paraíso, Steve Trevor y el torneo en el que se decide qué amazona irá al “mundo del hombre”, aunque con ligeros cambios. Fue a Greg a quien se le ocurrió que las amazonas fuesen reencarnaciones de mujeres asesinadas en la prehistoria y que Ares fuese la primera gran amenaza que obligara a Diana a ir al mundo del hombre, específicamente a Boston, Massachusetts, la ciudad natal de Greg, para salvarla de las maquinaciones del dios de la guerra. Más allá de eso, sin embargo, hubo varios aspectos del enfoque de Greg que los empleados de DC no terminaron de comprender, sobre todo las mujeres.

Que Wonder Woman fuese el icono femenino de DC no era un buen augurio para su relanzamiento, y también supuso un problema que el artista elegido para la nueva serie no fuese la elección ideal. Pero DC necesitaba publicar una serie de Wonder Woman y parecía que se iba a tener que conformar con lo que tenía, ya que no había más opciones. Fue entonces cuando entré en el despacho de Janice Race; insisto, todavía parece que fue ayer.

Llevaba años queriendo hacer un arco narrativo específico de Wonder Woman. De gran estímulo fue la his­toria en dos partes que Marv Wolfman escribió para The New Teen Titans en la que por primera vez tuve ocasión de dibujar Isla Paraíso y también dioses griegos. Inspirándome después en el trabajo que hizo Walt Simonson con el Thor de Marvel y en las grandes películas de fantasía de Ray Harryhausen, se me ocurrió un concepto que finalmente terminaría convirtiéndose en el arco de El desafío de los dioses que apareció en los números del 10 al 14. Cuando Crisis en Tierras Infinitas canceló por completo la serie original de Wonder Woman, pensé que esta historia sería una de esas muchas ideas que nunca se materializan. Pero cuando me enteré de la situación del relanzamiento de Wonder Woman, teniendo en cuenta además lo que creadores tan geniales como Frank Miller y, especialmente, John Byrne habían conseguido a la hora de reimaginar a Batman y Superman, respectivamente, sentí el impulso de pedir que me dejasen encargarme de Wonder Woman durante al menos seis números, para tener la oportunidad de hacer por fin la historia de El desafío de los dioses. ¿Recordáis que antes he hablado del día en que Janice me recibió con los brazos abiertos? Bueno, pues este fue ese día.

Como la historia de los cómics atestiguará, al igual que esta colección, mi trabajo en la serie excedió el encargo inicial de seis meses en casi cinco años. Janice Race dejó DC para ser sustituida por la inestima­ble Karen Berger como editora de Wonder Woman. No puedo pasar por alto la importancia que tuvo Karen en el éxito de mi trabajo en esta serie. Al ser una de las personas más astutas, inteligentes y con mayor visión de futuro que hayan honrado esta industria, dura pero al mismo tiempo justa y consciente de cuándo hay que apoyar a alguien y cuándo hay que dejarle tranquilo, Karen se convirtió en el patrón oro por el que mido a todos los editores. No sé cómo agradecerle lo mucho que me ayudó durante mis primeros intentos a la hora de escribir.

Y no puedo dejar pasar otro párrafo más sin mencionar y agradecer al resto de mis colaboradores, como Greg Potter, quien hizo que todo esto arrancara. A pesar de abandonar el proyecto pronto, cuando yo em­pecé a tomar el control de la serie, él fue el primero en llegar, y muchos de sus conceptos aún siguen formando parte de la nueva historia de Wonder Woman. Y un mero agradecimiento es ridículo para expre­sar mi profunda gratitud hacia el guionista Len Wein y el entintador Bruce Patterson por hacerme parecer mucho mejor de lo que soy. Las palabras de Len dieron vida y clarificaron mis ideas, mientras que el pincel de Bruce añadió exuberancia y brillo a mis dibujos. Sin ellos, esta serie no habría sido lo que es.

Podría seguir contando lo que ha significado escribir y dibujar las historias recopiladas en este volumen, pero entonces estaría hablando solo de mí, y no de la auténtica estrella de este libro: la princesa Diana, mi querida Wonder Woman. Estaré eternamente agradecido a todos los creadores y los fans, tanto pasa­dos como presentes, que me han permitido recorrer el camino hasta Themyscira, un viaje que emprendí apenas ayer y que hoy vuelvo a realizar.

Espero que disfrutéis de este viaje tanto como lo hice yo... y sigo haciéndolo.

GEORGE PÉREZ
14 de diciembre de 2003

Artículo publicado en las primeras páginas de Grandes autores de Wonder Woman: George Pérez – La Mujer Maravilla. ¡Ya disponible en tu punto de venta habitual!

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