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Ex Machina: Guía para futuros votantes

En 2004, el guionista Brian K. Vaughan atravesaba un período especialmente afortunado en su carrera. Desde su debut en 1996, había cultivado el género de horror y el de superhéroes. Incluso los había combinado con éxito, como en La Cosa del Pantano. Pero sus mejores obras pertenecían al campo de la ciencia ficción. Su experiencia en títulos como Y, el último hombre (para Vertigo) o Runaways (para Marvel) lo consagró como autor de culto y le valió numerosas admiraciones, abriéndole la puerta a proyectos ajenos al campo de la historieta (como la serie televisiva Perdidos). Sus relatos se caracterizaban por la extensión, la complejidad, la imaginación, la abundancia de diálogo y el enjambre de personajes que los poblaba. Estas cualidades cristalizaron de forma espectacular en Ex Machina, historia dividida en 50 episodios sobre la vida de un superhéroe devenido en alcalde de Nueva York.

Dibujada con precisión fotográfica por Tony Harris (afamado artista de Starman), la acción de Ex Machina transcurre en un presente distorsionado. Hasta el 18 de octubre de 1999, el devenir histórico de la serie es más o menos el del mundo que conocemos. Pero ese día el ingeniero Mitchell Hundred recibe en pleno rostro la explosión de un extraño artefacto bajo los arcos del puente de Brooklyn. La deflagración —además de causarle serias heridas— le confiere el poder de dominar toda clase de tecnología. Asistido por su mentor Ivan Tereshkov (un mecánico de origen ruso que sueña con el comunismo) y por su fiel amigo Rick Bradbury (un marine retirado que ejerce de guardacostas), Hundred consagra sus nuevas habilidades a mejorar la vida de los demás. Bajo el nombre de “la Gran Máquina”, emprende una fugaz carrera como superhéroe que culmina con el desvío del segundo avión dirigido contra las Torres Gemelas. La relevancia de este suceso le permite aspirar con éxito a la alcaldía de Nueva York. La serie comienza precisamente cuando inicia su primer (y único) mandato al frente del consistorio neoyorquino.

Según Vaughan, Ex Machina trata sobre el poder y la forma en que los estadounidenses (sean demócratas o republicanos) glorifican a sus líderes. Este tema —que daría para un panfleto, un discurso o un ensayo de ciencia política— adopta la forma de una historia de intriga y suspense, donde nada es lo que aparenta ser y que merece ser leída como advertencia para futuros gobernantes y, sobre todo, para futuros votantes.

La serie se centra en la vida de Mitchell Hundred, especialmente en el período comprendido entre 2002 y 2008. Pero la estructura del relato manipula la biografía del protagonista descolocando su cronología y ocultando momentáneamente los hechos más significativos para, una vez revelados, sacudir con ellos las previsiones del lector. El resultado es un cómic de superhéroes vibrante e imprevisible que moderniza los clichés del género sumergiendo el idealismo de un justiciero enmascarado en las corrosivas aguas de la política municipal. ¿Qué emergerá de semejante baño? Brian K. Vaughan y Tony Harris dedicaron seis años a aclarar el asunto. Ex Machina es su respuesta.

Jorge García

Artículo originalmente publicado como introducción de Ex Machina núm. 1: Estado de emergencia.