Eccediciones

El Capitán Átomo

El bando de Superman cuenta con los héroes más poderosos del mundo, pero hay algunas excepciones que militan en las filas de Batman. Entre ellas se encuentra el Capitán Átomo, un personaje creado por Steve Ditko en 1960 para la editorial Charlton Comics, que contaba con una discreta línea superheroica. Cuando esta cerró, DC Comics adquirió los derechos de sus propiedades y, tras una ligera confusión inicial, las presentó en Crisis en Tierras Infinitas como habitantes de Tierra 4, uno de los muchos mundos paralelos de la casa. Terminada la épixa saga de Marv Wolfman y George Pérez, aquellos héroes se integraron en el Universo DC convencional y, en ocasiones, con gran éxito. Buen ejemplo de ello son Blue Beetle y, por supuesto, el Capitán Átomo.
 
Las aventuras de Nathaniel Christopher Adam, el nombre de pila que obtuvo en su “nueva casa”, se pudieron leer en principio en una serie homónima mensual realizada por Cary Bates, mítico guionista de Flash y Superman, y por el siempre interasante Pat Broderick. Aquel oficial curtido en Vietnam sufrió una acusación falsa por la que lo condenaron a muerte. No obstante, el gobierno le ofreció el indulto a cambio de participar en un experimento que le otorgó vastos poderes atómicos... y lo hizo desaparecer hasta casi dos décadas después.

Para entonces, su familia había cambiado mucho y su antigua vida se había volatilizado. Se convirtió así en superhéroe a tiempo completo que no tardó en ganarse el respeto de sus compañeros de fatigas. No en vano, fue miembro y primer líder de la rama europea de la Liga de la Justicia Internacional a partir de 1989, año en que comenzó la serie del grupo de la mano de Keith Giffen, J.M. DeMatteis y Bart Sears. Tal vez aquella época fuera su momento de mayor gloria, de ahí que DC decidiera darle aún más trascendencia dos años después aunque fuera, eso sí, por medio de un vuelco radical. El héroe estaba destinado a convertirse en el tirano de un aciago futuro alternativo durante el evento Armagedón 2001. No obstante, la transformación iba a ser la sorpresa final de la trama, y una filtración obligó a la editorial a cambiar sus planes. Finalmente, Monarca, pues así se llamaba el villano, terminó siendo Halcón, y Nathaniel quedó “relegado” a ser su archienemigo. Paradójicamente, muchos años después, la armadura de Monarca fue el único artefacto capaz de contener la radiación que emanaba de su cuerpo.

El Nuevo Universo DC volvió a alterar su origen para convertirlo en un piloto del Ejército del Aire de Estados Unidos que se ofrecía voluntario para manipular un vehículo interdimensional del que surgió convertido en energía. Su serie regular, obra de J.T. Krul y Freddie Williams II y una de las primeras del relanzamiento, se canceló al cabo de apenas un año, pero seguro que volveremos a verlo en algún momento. Por ahora, conformémonos con ver el enfrentamiento que su encarnación tradicional libra en este mismo cuaderno con el mismísimo Superman. Seguro que la batalla es todo un choque de titanes.

Fran San Rafael

Artículo publicado originalmente en las páginas de Injustice: Gods among us núm. 11.