Eccediciones
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Compendio de malignidad

¿Quién le iba a decir a Jonathan Crane, el Amo del Miedo, que terminaría trabajando para un mayordomo? Esto es lo que más o menos viene a ocurrir en el número 1 de Maldad Eterna y, por extensión, en las páginas de este volumen. Aunque tiene truco: ese Alfred no es nuestro viejo conocido, el Pennyworth al servicio de Batman, sino el Infiltrado, un villano a las órdenes de Owlman que ya había hecho acto de presencia en las páginas de otra de nuestras series, Liga de la Justicia de América, como líder de la Sociedad Secreta. En realidad todo aquello era la avanzadilla de una ofensiva del Sindicato del Crimen, el supergrupo de Tierra 3 compuesto por contrapartidas malignas de los principales héroes de la Liga de la Justicia. Todo eso se descubrió en los principales títulos relacionados con La Guerra de la Trinidad.

Ahora el cometido del Espantapájaros es reclutar a los villanos de nuestro mundo para su causa, y su trayecto a lo largo de una Gotham sin ley ni Hombre Murciélago, donde los villanos parecen campar a sus anchas en ciertos territorios a modo de particulares reinos, constituye el hilo conductor de estos números especiales del denominado “Mes de los Villanos”. Algunos de los más destacados guionistas y dibujantes de la DC actual firman esta serie de aventuras cuya versión de los villanos difiere, en algunos aspectos, de las encarnaciones clásicas de los mismos personajes en el Universo DC tradicional.

—Sobre Dos Caras (Batman and Robin núm. 23.1, de Peter J. Tomasi y Guillem March) dijo Denny O’Neil que “todo lo más básico de él quedaría ya establecido en su debut”, en el núm. 66 de Detective Comics (1942). Allí el gánster Moroni le echaba ácido en la mitad de su rostro y él se apropiaba de su moneda de dos caras; tras estropear deliberadamente una de ellas y dejar la otra impoluta, convertiría esa moneda en su única guía para la toma de mortíferas decisiones a partir de entonces. En el Nuevo Universo DC no parece haber variado mucho ese origen, ni su pasado establecido como fiscal del distrito y aliado de Batman y Gordon antes de su metamorfosis en villano. Podría ser la misma encarnación cuyos inicios se relataron, por ejemplo, en El largo Halloween o Dos Caras: Año uno. Y de hecho la aventura de este tomo muestra una plasmación visual del personaje totalmente icónica y respetuosa con el pasado en manos de March, que vuelve a dar pruebas de su grandeza estilística –en detalles como la abrupta pero siempre funcional diferenciación entre las dos mitades de su rostro– y de sus conocimientos sobre el pasado, al dotarle, por ejemplo, de un traje casi idéntico al que llevaba la versión del villano vista en la serie animada de Paul Dini y Bruce Timm. No en vano el episodio de esta que contaba el origen del malvado –en dos partes, cómo no– ya le mostraba ataviado así y se ha convertido en uno de los más populares y celebrados de todos los que se emitieron.

—Hiedra Venenosa, en cambio, es uno de los personajes más distintos respecto a su aparición original, ya que en aquel lejano núm. 181 de Batman (junio de 1966) Pamela Isley se presentaba básicamente como una frívola aspirante a “enemiga pública número uno” que no se compadecía en exceso con las posteriores revisiones de su origen: científica especializada en botánica y víctima de circunstancias extraordinarias –el contacto con hierbas de misteriosa procedencia, los experimentos científicos de Jason Woodrue...– que terminan por dotarla de control sobre cualquier forma de vida vegetal y de un vínculo con el Verde similar al de Alec Holland (la Cosa del Pantano) o el propio Woodrue (también conocido como el Hombre Florónico). Por eso la enésima revisión de su origen, esta vez relacionado con un puesto dentro de Industrias Wayne, resulta no desentonar en exceso con estas últimas, a las que Derek Fridolfs y Javier Pina añaden detalles como su amarga experiencia con la violencia de género o su vinculación a las Aves de Presa para justificar su actitud y sus circunstancias en el nUDC.

—El Acertijo, ese Edward Nigma cuyo pasado nos relatan Scott Snyder y Greg Capullo en la serie regular Batman con la saga Origen, protagoniza aquí una historia breve de “venganza terrible” que contribuye a definirle como un rival contundente y único dentro de la galería de villanos del Hombre Murciélago. Su vinculación con Bruce Wayne es también una novedad respecto al origen clásico del personaje, que aparecía ya en el núm. 140 de Detective Comics (octubre de 1948). Pero cualquiera que recuerde la película Batman Forever (1995) sabrá que allí también trabajaba al servicio del multimillonario y odiaba no recibir el reconocimiento que pretendidamente merecía. Sin duda lo que consigue en este tercer episodio del tomo, con dibujos de Jeremy Haun, es algo que demuestra que no se anda con chiquitas y que los planes que parece guardar Snyder para el personaje, como ases en la manga, apuntan en ese mismo sentido y no serán nimios precisamente.

—Mr. Frío y el Espantapájaros son también viejos conocidos de la galería de villanos de Batman, y de hecho no es necesario ni siquiera recontar sus orígenes en el nUDC porque ya fueron relatados. Respectivamente, en el núm. 10 de la serie regular Batman (con el primer anual americano de la colección) y en el tomo Batman: El Caballero Oscuro - Ciclo de violencia. De modo que aquí Peter J. Tomasi y Szymon Kudranski se limitan a concretar cómo se produce su oferta ante el mismo Mr. Frío, Hiedra y el Acertijo, además de Killer Croc, sin profundizar demasiado en sus motivaciones ni pretenderlo. Al fin y al cabo, fue Steve Englehart quien dijo que el personaje era más interesante por las reacciones que provocaba en los demás, al obligarles a definirse mediante sus miedos, que por su propia naturaleza. Tal vez algo de ello hay en este periplo gothamita de Jonathan Crane y en el hecho de que se le haya elegido para jugar un papel clave, de vínculo entre todos, durante los convulsos acontecimientos de Maldad eterna.

Felip Tobar

Artículo publicado originalmente en las páginas de Batman: Maldad eterna núm. 1.