Eccediciones
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Asesinos Posibles

 “Es el peor asesino posible. uno que no sigue ningún patrón”. Tal vez algunos lectores crean que el Joker no fue siempre así, pero su primera aparición ya dejaba muy claro que liquidaría a quien hiciese falta de la forma más imprevisible con tal de alcanzar sus objetivos.
En el número anterior, Batman describía al Joker con perfecta capacidad de síntesis: “Es el peor asesino posible. uno que no sigue ningún patrón”. Tal vez algunos lectores crean que el Joker no fue siempre así, pero su primera aparición ya dejaba muy claro que liquidaría a quien hiciese falta de la forma más imprevisible con tal de alcanzar sus objetivos. Fue en el número 1 de Batman (1940), una historia reco­pilada dentro del primer tomo de la colección Batman: Arkham. Vis­to desde la óptica de esa primera aparición, o desde la de otra tan aparentemente distinta como la del film de Christopher Nolan -cuyo retrato del villano en 2008 le valió un Óscar póstumo al actor que le dio vida, Heath Ledger-, el Joker sería un “asesino posible”, alguien sin un origen ni unas motivaciones claras, aparte de la obvia: sembrar el caos en un mundo tan degenerado que, en su retorcida psique, no le ofreciera otra op­ción. Un criminal aberrante y nihilista, el psicópata enfrentado al héroe de una película que podría haberse estrenado ayer, resulta ser un personaje con más de siete décadas de existencia continuada a sus espaldas.

Quizá siguiendo su ejemplo, varios villanos tan sanguinarios como el Príncipe Payaso del Crimen –y sin poderes o habili­dades especiales, caracterizados solo por lo peculiar de sus físicos y lo malsano de sus mentes– han proliferado mucho en estos últimos años. Al fin y al cabo, la única habilidad que podría conocérsele al Joker sería la inmunidad a sus propios venenos, aunque incluso eso entraría dentro de lo compren­sible teniendo en cuenta su condición... Nada sobrenatural o inexplicable, ni mucho menos. Como tampoco lo son personajes como el Flamenco, el serial killer de sospechoso parecido con el director John Waters que Grant Morrison nos presentaba en el Batman núm. 666 (Batman vol. II, núm. 12). Sin embargo, no le veríamos en todo su esplendor hasta la primera serie de Batman and Robin, concre­tamente hasta algunos de los números editados hace poco en la nueva colección en tomos. Si el Flamenco se deleitaba arrancando los rostros a sus víctimas, el Profesor Pyg se dedicaba a convertir a las suyas en tropas a sus órdenes, sin voluntad, que escondían lo que alguna vez fueron seres humanos. Y eso por no mencionar las aficiones de su pre­sunto retoño, el Hijo de Pyg, cuya primera aparición se incluye entre las páginas del reciente tomo Batman Inc.
Tony S. Daniel parece haber recogido parte de estas ideas para la creación de su nuevo villano en el núm. 1 de Detective Comics: el Muñequero. Es él quien centra toda la acción en el primer arco argumental de la rejuvenecida cabecera, los cuatro episodios publicados entre el número anterior y este número de Batman.

Aunque si alguien merece un sitio destacado entre estos villanos, que resultan aterradores precisamente por lo verosímil y atroz de sus ac­tos, ese es Mr. Zsasz. Protagonista también de su propio volumen de Batman: Arkham, el núm. 11, Victor Zsasz es un asesino de carrera bre­ve pero intensa. Fue creado por los inolvidables Alan Grant y Norm Breyfogle en el primer número de Shadow of the Bat (junio de 1992), aborrece toda vida humana y se dedica a llevar la cuenta de sus vícti­mas mediante cortes sobre su propio cuerpo, hasta el extremo de andar cubierto de marcas horribles, una por cadáver, que luce orgulloso en su anatomía. En la reciente serie Calles de Gotham, pudimos tomar la medida de su crueldad al obligar a niños a combatir la muerte en una especie de circo romano privado. Paul Dini y Dustin Nguyen tuvieron el poético acierto de enfrentarle a Damian, el nuevo Robin, entrenado por la Liga de Asesinos. Zsasz llegó incluso a aparecer de refilón en Batman Begins (2006), encarnado por el actor Tim Booth. No en vano su carácter realista encaja a la perfección con el tono de las actuales películas del Caballero Oscuro.

También tuvimos ocasión hace poco de disfrutar con el Hijo del Hombre, ese monstruo creado por David Hine y Greg Tocchini en el núm. 26 americano de Batman and Robin. Fue en el núm. 58 de nuestra anterior serie de Batman, en la que no faltaron otros de similar raigambre, como el Grotesk de John Ostrander y Tom Mandrake. Quizá el más sorpren­dente de estos adversarios haya resultado ser uno sin tanto bagaje ni trasfondo, pero que precisamente por lo inesperado resulta igual de aterrador o más: James Gordon Jr., hijo del gran aliado de Batman en la lucha contra el crimen, a quien Scott Snyder, Jock y Francesco Fran­cavila ya retrataron con maestría en el tomo Detective Comics: Ciudad hambrienta.

Sin duda el Muñequero no desentona entre esta nueva oleada de enemigos gores, auténticos psicópatas obsesionados con su visión del mundo, para quienes las nociones de juego limpio o respeto a la vida humana parecen meros chistes. Aunque quizá por eso mismo no sean tan distintos, en el fondo, de los más clásicos villanos del Hombre Murciélago.

Felip Tobar