Eccediciones

5 razones para leer Chiikawa

Tomo 1 ya disponible.

 

A comienzos de 2020, cuando aún no sabíamos que el mundo iba a detenerse por un fenómeno inesperado, comenzaba a publicarse en Twitter (ahora X) una curiosa tira cómica que, a su manera y salvando las evidentes distancias, también se convertiría en un acontecimiento mundial. Con más de dos millones y medio de seguidores en la red social, Chiikawa es en la actualidad un fenómeno multimedia gracias a sus adorables protagonistas, plasmados en juguetes, merchandising, animación… y todo ello gracias a la tira cómica que ahora publica ECC.

1. Algo pequeñito, algo monísimo, algo prestado.
Chiisai y kawaii son los dos términos con los que Chiikawa se define a sí misma desde el subtítulo. El primero se refiere al tamaño del elenco, un grupo de animales chiquititos, diminutos; el segundo, a su adorabilidad, su monería, su cuquismo. Son seres peluchosos y achuchables enfrentados a situaciones y problemas pequeñitos y de poca importancia. La creación de Nagano se adscribe, pues, a la muy japonesa tradición de animalitos y criaturas kawaii como los iconos de la compañía Sanrio (Hello Kitty a la cabeza). No obstante, el contenido de estas historias recuerda más a una mezcla entre el desganado huevo frito Gudetama y el siempre recordado Hamtaro.

2. Un cómic adulto, pero infantil, pero adulto, pero…
Al haberse publicado originalmente en redes sociales, Chiikawa no porta las etiquetas demográficas habituales de los manga, dependientes de las revistas en que se publican. Sin embargo, la editorial Kōdansha que recopila las tiras las califica como seinen, es decir, orientadas a un público adulto. ¿Cómo es posible que las aventuras cotidianas de unos animales adorables sean adultas sin tomar la vía de Happy Tree Friends? Una posible respuesta es que muchas de las situaciones se resuelven de manera absurda, casi incomprensible por su simpleza… pero generando una atmósfera que a ojos adultos puede resultar, a ratos, perturbadora.

           

 

3. ¿Comedia cuqui para peques o posthumor surrealista?
La mayor parte de las páginas de Chiikawa son gags autocontenidos, si bien hay cierta continuidad. Puede parecer que el chiste no llega, o se entiende tanto como los ruiditos y conversaciones de sus protagonistas (con una inventiva y enriquecedora traducción de Luis Alis). Pero no cabe duda de que un lector adulto se quedará mirando la página más tiempo que uno infantil, tratando de darle sentido, y Nagano juega dejándonos pinceladas de extrañeza, de oscuridad subyacente, con unos diseños (esos caballeros ¿humanos?) que chocan con su idílico y monísimo mundo. Como despertar a mitad de episodio en los Teletubbies.

4. Lectura de confort.
Dejando a un lado posibles motivos ulteriores o la propia subjetividad del humor, Chiikawa nos presenta al pequeño grupo de animales conviviendo alegremente. Chiikawa es, en aparencia, un roedor tímido y con mucha ansiedad; Usagi es un conejo hiperactivo que parece comunicarse con gritos de emoción más que con palabras; Hachiware es un gatito feliz y sociable que habita en una cueva (con ocasionales visitas de cucarachas); y pulula un extraño ser con forma de ardilla a la que le gusta que le digan lo mala que es. Y como, principalmente, juegan, comen y, si acaso, arrancan malas hierbas, la tranquilidad se transmite en casi todas sus páginas (si no aparecen monstruos), celebrando incluso una feria ¿medieval? (regentada por los perturbadores caballeros medievales) donde comprar bolsitos rosas.

           

 

5. Si ignoras a Chiikawa, a lo mejor se muere.
Tenéis que pensar en los protagonistas de Chiikawa como en los viejos Tamagotchi, criaturas poco autosuficientes que harán monerías mientras les hagas caso y les des de comer (aunque sea un flan densito). Pueden quedar atrapados dentro de una magdalena, ser atacados por bichos que huelen a galletitas de huevo, o podrían coger un berrinchete. ¡No los abandones! Ellos nunca lo harían…

Texto: Ander Luque (AL).