¿Cuál es para el Caballero Oscuro el precio de la cordura? ¿Y el de la locura? En 1989, Bruce Wayne se hizo esa pregunta en Batman: Asilo Arkham y los lectores españoles podremos volver a hacérnosla gracias a la versión tabloide de ECC.
1. La noche en la que Batman descubrió la locura.
La premisa de Asilo Arkham ya es célebre: el Joker y otros reclusos del psiquiátrico de Gotham toman el control de las instalaciones. Su única exigencia es que Batman pase la madrugada con ellos, la madrugada del April’s fool (el Día de los Inocentes anglosajón). El superhéroe acepta con tal de salvar a los inocentes. Ignora que hará frente a algo más que a su galería de enemigos (como el Joker, Dos Caras o Killer Croc, entre otros), también luchará contra un adversario cuya sombra le sigue desde hace mucho: la locura de un pasado, el suyo y el de la tenebrosa mansión que hospeda la demencia de una ciudad condenada.
2. La obra que reconstruyó Arkham.
Publicada en 1989 y siendo un cómic coetáneo de títulos como Watchmen, Batman: Año Uno, La Broma Asesina y El regreso del Caballero Oscuro, que marcaron un antes y un después en la industria, Grant Morrison se alió con Dave McKean para contar una historia lúgubre que no se conformase con ser tan solo un cómic de superhéroes, sino que aprovechase todas las ventajas de la novela gráfica y añadiese capas de significado mediante referencias al tarot o los arquetipos de Jung que reflejan dos preguntas: ¿qué diferencia a Batman del resto de los reclusos del manicomio de Arkham? ¿Necesitamos perder la razón para mantenernos cuerdos?
3. El arte de la locura.
Dave McKean es uno de los grandes artistas del siglo XX. Conocido por sus trabajos junto a Neil Gaiman, desde Orquídea negra hasta las portadas de Sandman (por citar solo algunos de estos trabajos), el dibujante inglés nos internó en la noche más pesadillesca de la vida del Hombre Murciélago. Lo hizo con un estilo único que mezcla desde el collage hasta el óleo, para transformarlo en un cómic que ningún otro dibujante podría haber hecho y que encaja a la perfección con el espíritu del tebeo. Asilo Arkham solo podría estar dibujado por McKean.
4. El demonio está en los detalles.
Cada página de Asilo Arkham está colmada de signos ocultos a plena vista. Morrison se ha declarado mago del caos, como hiciese antes Alan Moore, y esto hace que, como artistas, confíen en las palabras y los símbolos para jugar con la mente del lector. Con ello, el escocés buscaba crear el efecto en la mente del lector de caer en la locura. El formato de gran tamaño, 214x326 mm, permite que nos percatemos de nuevos detalles que nos harán descender a las tinieblas.
5. El origen del miedo.
Asilo Arkham es parte del mito de Batman. Morrison y McKean forjaron una obra pesadillesca que rendía honor al Arkham de H. P. Lovecraft que dio nombre al psiquiátrico. Y es, sin duda, un gran cómic de horror, pero también mucho más. Su punto de partida dio pie a los videojuegos de la saga Batman: Arkham, pero es imposible no ver la influencia que ha tenido en todos los medios, desde cómics hasta series, pasando por películas como la reciente The Batman (Matt Reeves, 2022), deudora como sus propios espectadores de aquella noche en la que el Caballero Oscuro y los lectores nos convertimos en reclusos del terror de Arkham. Y nada volvió a ser igual.
Texto: Carlos J. Eguren.