Thierry Martin, usando su instinto e inspiración, desarrolló esta magnínica obra afrontando un gran reto: ¡Un dibujo al día durante doscientos días laborales! Una página al día para avanzar con una historia sin bocadillos, sin textos y sin nombres. La violenta trama, sin censura, de este wéstern se transmite en perfecto blanco y negro, usando el poder del lápiz y la tinta sobre el papel, nada más. La profundidad de esta obra tan personal y narrada secuencialmente, permanecerá con el lector mucho tiempo después de haber cerrado el libro.