El gobernador Juan de Silva se enfrenta a una invasión encubierta a manos de marinos holandeses que se dedican a hostigar las rutas comerciales españolas, provocando una situación insostenible. El auge de estos piratas, miembros de una creciente y cada vez más poderosa Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, supone un peligro inasumible que De Silva debe cortar de raíz. Carente casi por completo de poder militar a su disposición y con una flota más propia de un desguace que de una armada considerada invencible, el único recurso disponible para el militar español es el ingenio.
Playa Honda es una batalla irrepetible, un hito histórico que demuestra una verdad tan popular como universal: más vale maña que fuerza.