Nadie tiene tiempo para salir a jugar, para usar su imaginación, ni para divertirse.
¿A quién le gusta eso? A Lora no, desde luego.
Está dispuesta a seguir pasándoselo bien aunque todos sus amigos ahora prefieran dedicarse a sus nuevas aficiones o a sus nuevos amigos. En una mágica fiesta del té, Lora conoce a Alexa, el fantasma que habita su casa. Alexa nunca dejará de ser una niña, pero... ¿qué pasará si Lora sigue haciéndose mayor?